La capital colombiana enfrenta una grave crisis hídrica debido a la disminución de los niveles de los embalses principales, Chuza y San Rafael, que suministran el 70% del agua potable a la ciudad. La situación se ha agravado por el fenómeno de El Niño, que ha reducido las precipitaciones y aumentado la demanda de agua. Como resultado, las autoridades han implementado medidas de racionamiento, incluyendo cortes de agua de 24 horas en varios barrios. Sin embargo, estas medidas han sido criticadas por ser ineficientes y desiguales, ya que algunas multinacionales continúan extrayendo grandes cantidades de agua sin interrupciones.

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